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Archivo de la categoría: Libros

2016 en libros

Se va terminando el año y llega el momento de los resúmenes, listas super rayadas y conclusiones. Ya saben que uno de mis principales pasatiempos es leer, así que les dejo el postre, muy bonito, que hace la página que uso para anotar y buscar nuevas lecturas: ACÁ.

Además de ver qué cosas leí y qué calificaciones les di (discutible, lo sé), pueden ver sugerencias y otros comentarios, es interesante la cadena de libros que se puede armar. Goodreads me envicia, entro un minuto y termino ojeando durante una hora seguro. También saben, si se registran, manden solicitud de amistad o enlace, me gusta ver qué leen y qué les parece.

Como para agregar, leyendo ahí mismo, encontré un post gracioso (a medias, claro), que te da consejos para poder leer más, si es lo que uno quiere. Les dejo el link para compartir, pero resalto este comentario en particular:

«Quit your job and send the husband and kids out of town. Recruit some cats, stockpile tea, and get to it!»

 
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Publicado por en 2016/12/30 en 'bout me!, Diciembre, Libros

 

tacto

La crítica no debe producirse antes de haber discernido si la otra persona la va a aceptar; es necesario que primero mostremos amistad, que compartamos sus intereses y nos comportemos de manera que el otro nos muestre toda su confianza, de modo que pueda tener fe en nuestras palabras. Es necesario que tengamos tacto. Conviene que esperemos el momento adecuado para hacer amablemente la crítica, ya sea por carta o en el transcurso de una grata reunión. Es necesario que empecemos siempre mencionando las propias imperfecciones, y después hagamos que el interlocutor comprenda las suyas, sin pronunciar más palabras que las necesarias.

Es necesario que alabemos sus méritos; que nos esforcemos en animarlo, en preparar adecuadamente su humor. De este modo se conseguirá hacerle receptivo y ansioso de las observaciones, como lo es el sediento del agua que necesita. Es ese el momento adecuado para corregir sus errores.

La crítica constructiva es delicada.

Sé por experiencia que los viejos y malos hábitos no se abandonan sin esfuerzo. Me parece que la actitud más auténticamente caritativa consiste, para todos los samurai que se hallen al servicio de un daimio, en ser benevolentes y amistosos los unos con los otros, corrigiéndose mutuamente los errores para poder servir mejor al daimio. Al molestar voluntariamente al otro no se hace nada constructivo.

Tsunemoto Yamamoto (Hagakure)

 
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Publicado por en 2016/12/25 en Diciembre, Libros

 

Higos

¿Virtud? ¡Una higa! De nosotros mismos depende ser de una manera o de otra. Nuestros cuerpos son jardines en los que hacen de jardineros nuestras voluntades. De suerte que si queremos plantar ortigas o sembrar lechugas; criar hisopo y escardar tomillo; proveerlo de un género de hierbas o dividirlo en muchos, para hacerlo estéril merced al ocio o fértil a fuerza de industria, pardiez, el poder y autoridad correctiva de esto residen en nuestra voluntad. Si la balanza de nuestras existencias no tuviere un platillo de razón para equilibrarse con otro de sensualidad, la sangre y bajeza de nuestros instintos nos llevarían a las consecuencias más absurdas. Pero poseemos la razón para templar nuestros movimientos de furia, nuestros aguijones carnales, nuestros apetitos sin freno; de donde deduzco lo siguiente: que lo que llamáis amor es un esqueje o vástago.

William Shakespeare (Otelo)

 
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Publicado por en 2016/12/18 en Diciembre, Libros

 

talento

Pero, como iba diciendo, cuando acabó de tocar y todos se pusieron a aplaudirle como locos, Ernie se volvió y, sin levantarse del taburete, hizo una reverencia falsísima, como muy humilde. Como si además de tocar el piano como nadie fuera un tío sensacional. Tratándose como se trataba de un esnob de primera categoría, la cosa resultaba bastante hipócrita. Pero, en cierto modo, hasta me dio lástima porque creo que él ya no sabe siquiera cuándo toca bien y cuándo no. Y me parece que no es culpa suya del todo. En parte es culpa de esos cretinos que le aplauden como energúmenos. Esa gente es capaz de confundir a cualquiera.

Jerome D. Salinger (The Catcher in the Rye)

 
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Publicado por en 2016/12/16 en Diciembre, Libros

 

Hacia adentro

Nunca he vivido sin religión y no podría vivir sin ella un solo día, pero he podido pasar toda mi vida sin una iglesia. No soy representante de ninguna doctrina fija y establecida. Soy un hombre de cambios y transformaciones. Nunca he podido ser protestante o católico, partidario de Bach o de Wagner, para mí, la vida y la historia sólo tienen sentido y valor total en la diversidad con que Dios se presenta en inagotables configuraciones.

Hermann Hesse.

Creo que acá está concentrado un poco del por qué me gusta tanto este autor. De nuevo se repite el ir hacia adentro para ir hacia adelante.

 
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Publicado por en 2016/12/08 en Diciembre, Libros

 

Descubrimientos tardíos

Algunas veces es difícil conciliar dos de mis más grandes pasiones: los libros y el animé o el animé y los libros, para que ninguno se ponga celoso. Digo difícil porque hay que repartir el tiempo de ocio (sí, ocio). Y es difícil porque no es compatible ver animé con leer. Sí sería compatible leer con escuchar música, o ver animé comiendo galletitas. Pero no puedo ver-y-leer animé y leer libros al mismo tiempo, todo está subtitulado.

The only rules are...

Por si no atraparon la referencia.

Pero no todo es oscuro por acá. Este año, si bien estoy viendo poco animé, logré organizarme lo suficiente como para leer bastante más de lo esperado. Y entre lo que pude leer, metí varios libros japoneses (alguno en inglés, alguno en español, ninguno en japonés aún). Entre ellos, hubo uno que, además de darme una visión algo más profunda de un japonés conservador de hace casi un siglo, me reveló un misterio de la adolescencia. Un misterio que no sabía que fuera misterio, pero que alguna neurona de mi cerebro sospechaba tenía alguna relación que desconocía. Hasta ahora. Y sí, tiene que ver con animé. Habrá spoilers.

Por allá en el 2.000, se estrenó por Locomotion la serie Saber Marionette J. Una de las primeras series que vi de animé por la TV y que supe que era animé esta historia ya la conté. Digamos que, con Evangelion, fueron las culpables de todo mi lío cerebral. Más allá de eso, la serie tiene muchos aspectos que cualquier japonés podría captar al toque. Una chica de 12 años, argentina, perdió seguro más de 2/3 de las referencias. Mientras leía El elogio de la sombras, de Junichiro Tanizaki, 16 años después, me di cuenta. Finalmente.

En la serie había dos personajes, comienzan como marionetas guardianas, y terminan siendo unas personas metidas ahí para no morir. Se llamaban Baiko y Tamasaburo. Así, a secas.

Tamasaburo (izq) y Baiko (der)

Tamasaburo (izq) y Baiko (der)

La cosa es que, si uno no sabe nada de nada, son nombres comunes y ya. Pero no. Nombrados en el ensayo de Tanizaki, me di cuenta que no son nombres inocentes. Está totalmente hecho a propósito. ¿Por qué? Las marionetas son, por forma, mujeres; las dos personas a las que inmortalizan, son hombres. Y estos dos nombres que tienen, son de dos famosos onnagata kabuki de la época del autor: Bando Tamasaburo IV y Onoe Baiko VI.

Listo. Saquen el pollo.

 
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Publicado por en 2016/12/02 en Anime, Diciembre, Libros

 

Guerra

─ ¿Eres tú éste? ─preguntó Armanda señalando mi nombre─. Pues te has proporcionado serios adversarios, Harry… ¿Te molesta esto?

Leí algunas líneas; era lo de siempre: cada una de estas frases difamatorias estereotipadas me era conocida hasta la saciedad desde hace años.

─No ─dije─; no me molesta; estoy acostumbrado a ello hace muchísimo tiempo. Un par de veces he expresado la opinión de que todo pueblo y hasta todo hombre aislado, en vez de soñar con mentidas «responsabilidades» políticas, debía reflexionar dentro de sí, hasta qué punto él mismo, por errores, negligencias y malos hábitos, tiene parte también en la guerra y en todos los demás males del mundo; éste acaso sea el único camino de evitar la próxima guerra.

Hermann Hesse (El lobo estepario)

 
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Publicado por en 2016/10/06 en Libros

 

dramaqueen

Versión Jules Verne (1864):

¡Cómo! -exclamé-, nos hallamos envueltos en una erupción volcánica, la fatalidad nos ha arrojado en el camino de las lavas incandescentes, de las rocas encendidas, de las aguas hirvientes, de todas las materias eruptivas; vamos a ser repelidos, expulsados, arrojados, vomitados, lanzados al espacio entre rocas enormes, en medio de una lluvia de cenizas y de escorias, envueltos en un torbellino de llamas, ¡y aún se atreve usted a decir que es lo mejor que pudiera sucedernos!

Dije que comentaría lo que estaba leyendo más adelante (éste es uno de los ejemplares que corresponden a la lista «reading»), pero no pude evitar esta cita. Casi no puedo evitar decir algo más, lo guardo, lo guardaré hasta la próxima.

Oh, sí, esta es la entrada Nº 1.112. ¡Festejemos!

wrong idea

wrong idea

 
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Publicado por en 2016/02/02 en Libros, pensamientos

 

Nada

La muerte no existe. Nunca existió, nunca existirá. Pero la hemos dibujado tantas veces, tantos años, tratando de apresarla, de entenderla, que vemos en ella algo así como una entidad, extrañamente viva y ávida. Y sin embargo, no es más que un reloj detenido, una pérdida, un final, una sombra. Nada. Y la feria sabe que la Nada nos aprecerá siempre más terrible que Algo. Uno puede luchar contra Algo. Pero contra Nada… ¿en dónde le pega uno a la Nada? ¿Tiene corazón, alma, trasero, cerebro? No. Y la feria nos sacude en las manos el cubilete de dados colmado de Nada, y nos cosecha a medida que el terror nos va tirando al suelo. Oh, nos muestra Algo que eventualmente llegará a Nada, por supuesto.

Ray Bradbury (Something wicked this way comes)

 
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Publicado por en 2014/09/29 en Libros, pensamientos

 

Vida

– Sabían cómo vivir con la naturaleza, y cómo entenderla. No trataron de ser sólo hombres y no animales. Cuando apareció Darwin cometimos ese error. Lo recibimos con los brazos abiertos y también a Huxley y a Freud, deshaciéndonos en sonrisas. Después descubrimos que no era posible conciliar las teorías de Darwin con nuestras religiones, o por lo menos así pensamos. Fuimos unos estúpidos. Quisimos derribar a Darwin, Huxley y a Freud. Pero eran inconmovibles. Y entonces, como unos idiotas, intentamos destruir la religión. »Lo conseguimos bastante bien. Perdimos nuestra fe y empezamos a preguntarnos para qué vivíamos. Si el arte no era más que la derivación de un deseo frustrado, si la religión no era más que un engaño, ¿para qué la vida? La fe había explicado siempre todas las cosas. Luego todo se fue por el vertedero, junto con Freud y Darwin. Fuimos y somos todavía un pueblo extraviado.

[…]

– Los marcianos descubrieron el secreto de la vida entre los animales. El animal no discute su vida, vive. No tiene otra razón de vivir que la vida. Ama la vida y disfruta de la vida. Observe la estatuaria; cómo los símbolos animales se repiten una y otra vez.

– Parece algo pagano.

– Al contrario, son símbolos divinos, símbolos de vida. También en Marte el hombre había llegado a ser demasiado humano, y no bastante animal. Los hombres de Marte comprendieron que si querían sobrevivir tenían que dejar de preguntarse de una vez por todas: «¿Para qué vivir?» La respuesta era la vida misma. La vida era la propagación de más vida, y vivir la mejor vida posible. Los marcianos comprendieron que se preguntaban «¿Para qué vivir?» en la culminación de algún período de guerra y desesperanza, cuando no había respuestas. Pero cuando la civilización se tranquiliza y calla, y la guerra termina, la pregunta se convierte en insensata de un modo nuevo. La vida es buena entonces, y las discusiones son inútiles.

– Me parece que los marcianos eran bastante ingenuos.

– Sólo cuando les convenía. Renunciaron a empeñarse en destruirlo todo, humillarlo todo. Combinaron religión, arte y ciencia, pues en verdad la ciencia no es más que la investigación de un milagro inexplicable, y el arte, la interpretación de ese milagro. No permitieron que la ciencia aplastara la belleza. Se trata simplemente de una cuestión de grados. Un hombre de la Tierra piensa: «En ese cuadro no hay realmente color. Un físico puede probar que el color es sólo una forma de la materia, un reflejo de la luz, no la realidad misma». Un marciano, mucho más inteligente, diría: «Este cuadro es hermoso. Nació de la mano y la mente de un hombre inspirado. El tema y los colores vienen de la vida. Es una cosa buena».

Ray Bradbury (Crónicas Marcianas)

 
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Publicado por en 2014/07/24 en Libros, pensamientos