experiencias

Es cierto que uno puede tener mucha experiencia y conocimiento, siendo por ello considerado alguien sabio o de ayuda por los demás.

Pero más cierto es que las personas no aprenden de consejos ajenos, de advertencias y razones. Cada uno tiene que pasar por su propia experiencia para poder considerar los hechos como aprendidos o verdaderos, de lo contrario siempre tendrán la duda sobre la veracidad del dicho por el tercero.

De nada vale que uno avise: «si haces aquello, te pasara eso otro»; porque el hombre mismo sabe desoír y cree únicamente en lo que experimenta con sus propios sentidos. Lo más seguro es terminar oyendo algo parecido a: «tenías razón, pero no pude evitarlo».

Y no es que no se pueda evitar, es que la necesidad, la inmunidad que sienten en algunos casos, los llevan a desafiar esa suerte de destino que se ha enunciado. La rebeldía, el individualismo, la capacidad del ser humano de ser tan individual al punto de negar a los otros.

Seremos seres sociales, pero el aprendizaje es puramente individual. Ya de nada vale tratar de evitar el dolor ajeno, simplemente se puede ayudar a curarlo.